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jueves, 3 de abril de 2014

¿Vuelven las viejas reclamaciones de independencia y separatismo en la Unión Europea?


Por. Basem Tajeldine

El reciente referéndum suscitado en Crimea, en el que la mayoría de su población 96% votó a favor de la unión a Rusia -corrigiendo así el error incurrido por el líder soviético Nikita Kruschev en 1954- ha provocado una ola de movimientos independistas en varios países europeos. La plutocracia europea acostumbrada a incentivar movimientos separatistas en la periferia capitalista para destruir aquellos Estado, debilitarlos y apoderarse de sus recursos naturales, hoy corre la suerte de probar un poco de su propia medicina.

La hipocresía de EE.UU. y la Unión Europea (UE) por lo ocurrido en Ucrania, donde no disimularon el apoyo brindado a grupos neonazis para derrocar al legítimo gobierno de Víctor Yanukovich, les está costando muy caro. El ejemplo del pueblo crimeo ha inspirado a los pobladores de varias ciudades ocupadas de Europa a exigir la independencia.  

Ya en 2008 el presidente de Rusia, Vladímir Putin, advirtió a EEUU y la Unión Europea de la ola de separatismo que provocaría el reconocimiento de la declaración unilateral de la independencia de Kosovo. Declaraba entonces el mandatario ruso durante la cumbre informal de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que tuvo lugar en Moscú “Kosovo es un terrible precedente que, de hecho, rompe todo el sistema de relaciones internacionales formado no sólo durante décadas, sino durante siglos… y que puede derivar en una cadena de consecuencias imprevisibles” [1].

Hoy los pueblos de Cerdeña y Tirol del Sur, en Italia, desean promover reclamación de independencia bajo un referéndum similar al de Crimea.  El Gobierno de Escocia ha programado un referéndum para septiembre de 2014 en el que consultará a su población la opción de si desean la independencia del Reino Unido. También Cataluña, pese a la oposición del Gobierno español, planea para septiembre una consulta similar sobre su histórico reclamo por independizarse de España. Bélgica es un caso especial. Si los nacionalistas de las regiones de Flandes  y Valonia logran separarse, Bélgica desaparecería del mapa mundial [2].

Sumado a esto, la crisis estructural que atraviesa la UE, por la que muchos predicen la posible desintegración de la Unión y futuras guerras intestinas por el control de los mercados y recursos, está a punto de caramelo.

El mundo apenas presencia el comienzo de un gran desencadenante de hechos con consecuencias imprevisibles y nada alentadoras.

Suman estos hechos nuevos argumentos para explicar el Por qué la plutocracia US-europea vuelve a jugar sus cartas apoyando a las corrientes ultranacionalistas-fascistas en Europa y en todo el mundo para salvaguardar sus intereses económicos y geopolíticos.



Fuentes:
[1] EEUU y la UE son responsables de la ola de separatismo que se avecina:

[2] Auge de referéndums en el mundo: ¿vía hacia los microestados?



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