Por. Basem Tajeldine
El reciente referéndum suscitado
en Crimea, en el que la mayoría de su población 96% votó a favor de la unión a
Rusia -corrigiendo así el error incurrido por el líder soviético Nikita
Kruschev en 1954- ha
provocado una ola de movimientos independistas en varios países europeos. La
plutocracia europea acostumbrada a incentivar movimientos separatistas en la
periferia capitalista para destruir aquellos Estado, debilitarlos y apoderarse
de sus recursos naturales, hoy corre la suerte de probar un poco de su propia
medicina.
La hipocresía de EE.UU. y la
Unión Europea (UE) por lo ocurrido en Ucrania, donde no disimularon el apoyo brindado
a grupos neonazis para derrocar al legítimo gobierno de Víctor Yanukovich, les
está costando muy caro. El ejemplo del pueblo crimeo ha inspirado a los
pobladores de varias ciudades ocupadas de Europa a exigir la independencia.
Ya en 2008 el presidente de
Rusia, Vladímir Putin, advirtió a EEUU y la Unión Europea de la ola de
separatismo que provocaría el reconocimiento de la declaración unilateral de la
independencia de Kosovo. Declaraba entonces el mandatario ruso durante la
cumbre informal de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que tuvo lugar
en Moscú “Kosovo es un terrible precedente que, de hecho, rompe todo el sistema
de relaciones internacionales formado no sólo durante décadas, sino durante
siglos… y que puede derivar en una cadena de consecuencias imprevisibles”
[1].
Hoy los pueblos de Cerdeña y
Tirol del Sur, en Italia, desean promover reclamación de independencia bajo un
referéndum similar al de Crimea. El
Gobierno de Escocia ha programado un referéndum para septiembre de 2014
en el que consultará a su población la opción de si desean la independencia
del Reino Unido. También Cataluña, pese a la oposición del
Gobierno español, planea para septiembre una consulta similar sobre su
histórico reclamo por independizarse de España. Bélgica es un caso
especial. Si los nacionalistas de las regiones de Flandes y Valonia logran separarse, Bélgica desaparecería
del mapa mundial [2].
Sumado a esto, la crisis estructural
que atraviesa la UE, por la que muchos predicen la posible desintegración de la
Unión y futuras guerras intestinas por el control de los mercados y recursos,
está a punto de caramelo.
El mundo apenas presencia el
comienzo de un gran desencadenante de hechos con consecuencias imprevisibles y
nada alentadoras.
Suman estos hechos nuevos
argumentos para explicar el Por qué la plutocracia US-europea vuelve a jugar
sus cartas apoyando a las corrientes ultranacionalistas-fascistas en Europa y
en todo el mundo para salvaguardar sus intereses económicos y geopolíticos.
Fuentes:
[1] EEUU y la UE son responsables de la ola de
separatismo que se avecina:
[2] Auge de referéndums en el mundo: ¿vía hacia los microestados?
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