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viernes, 30 de junio de 2017

El terror del que se arrepentirán


Por. Basem Tajeldine

Son innumerables los llamados que hacen por las redes sociales algunas individualidades y grupos políticos para salir a “matar chavistas” y “comunistas” en todo el país. Twitter y Facebook se han convertido en las plataformas por excelencia de la extrema derecha venezolana para la promoción del odio y la incitación al linchamiento, caza y quema de revolucionarios. Nuevamente, el demonio del fascismo ha sido desatado por una desesperada y codiciosa burguesía parásita del país que cree haber llegado el momento de volver a gobernar. Envían a sus hordas y mercenarios para asesinar y aterrar a los rojos, y el pueblo en general. Sin embargo, comenten el mismo error del pasado.

El siglo XX el mundo conoció el valor y la fuerza y desprendimiento de los rojos bolcheviques y los partisanos. Los nazis-fascistas de Hitler y Mussolini pecaron por estupidez cuando creyeron que era posible horrorizar y derrotar fácilmente a los comunistas rusos cuando en 1941 se lanzaron a invadir la Unión Soviética. Al cabo de pocos años, los nazis terminaron cocinados en su propio caldo; fueron derrotados y consumidos por el fuego revolucionario, probaron un poco de su misma medicina con el terror del ejército rojo quienes aún en condiciones desiguales pudieron destruir las defensas nazi-fascistas y derrotarlos militarmente, no sin antes entregar millones de vidas mártires a la causa. Fueron nuestros hermanos comunistas de la Unión Soviética quienes liberaron a la humanidad del terror nazi-fascista. Aquella gesta heroica escribió para la historia grandes relatos de desprendimiento, coraje y determinación de lo que son capaces los revolucionarios, que los idiotas del presente ignoran.

Hoy suman más de dos meses de violencia terrorista en Venezuela desde que la extrema derecha activó la nueva fase de arremetida contra el gobierno y pueblo revolucionario. Sin embargo, habría que sumarle varios años de terrorismo económico que pretendió doblegar al pueblo por hambre y arrebatar al chavismo sus bases populares. Cerca de 90 muertes por causas de la violencia terrorista callejera, por asesinatos selectivo y destrucción de la infraestructura civil pública y privada suman al saldo de la extrema derecha venezolana. Para el próximo 16 de julio amenazaron con más muertos y destrucción. Convocaron a celebrar un plebiscito ilegítimo para decidir la conformación de un “gobierno de transición” en Venezuela del que buscarán el reconocimiento internacional. Hablan abiertamente de iniciar la guerra civil al tiempo que solicitan la intervención de Estados Unidos. Son el caos.

Tanto en Venezuela como en el mundo se encuentra resurgiendo la misma amenaza del pasado con nuevo disfraz. La ideología del odio neofascita ha venido siendo inoculada desde hace 18 años en las clases medias venezolanas contra la Revolución Boliviana. En el medio oriente, el fascismo adquirió un disfraz  “religioso” contra el gobierno nacionalista-progresista de Siria, y en varios países europeos no disimulan su talante francamente fascista nostálgica. En todos los países afectados por el fenómeno del neofascismo o fascismo contempronaeo en sus distintas expresiones y/o manifestaciones resalta un factor común, estos grupos están siendo alimentado por el mismo enemigo de siempre que teme el avance revolucionario: no es otro que el imperialismo estadounidense (Estados Unidos), pero también por la OTAN, Israel, Arabia Saudita y Turquía con el propósito de destruir a los Estados-Nacionales que de resisten a la embestida imperial y su estrategia caotizadora.

¿Cuántas pruebas, cuántos argumentos debemos explicar para hacer entender al mundo que ya entramos en una fase de guerra abierta contra el neofascismo criollo? ¿Cuántas muertes y destrucción debemos soportar para que el ejército rojo de soldados bolivarianos y pueblo organizado comencemos la ofensiva revolucionaria?

Más temprano que tarde los neofascitas probarán un poco de su propia medicina, conocerán el terror rojo que nuevamente los hará morder el polvo de la derrota y arrepentirse para siempre por el error de provocar al que esta quieto. Así como sucedió durante la segunda guerra mundial, y como sucede hoy en Siria e Irak, el neofascismo será, sin duda, combatido y exterminado.

Por ésto celebro la valentía del Coronel Lugo frente al provocador fascista Julio Borges; la de los miles de efectivos policiales y guardias nacionales que hacen frente a las hordas fascistas; la del SEBIN y otros cuerpos que combaten al terrorismo. Pero sobre todo felicito la acción del pueblo organizado en colectivos que han salido para dar una lección de fuerza y determinación por defender la revolución.

La parásita burguesía venezolana volverá a morder el polvo de la derrota, y ésta vez será la definitiva.