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lunes, 24 de enero de 2011

Discurso de Basem Tajeldine, miembro del Movimiento de Solidaridad y Amistad Mutua Cuba-Venezuela, con motivo de la conmemoración del 130 aniversario de la llegada de José Martí a Venezuela, realizado en el camino de los españoles, antigua puerta de Caracas.



Bolívar y Martí: Liberación y Revolución

Basem Tajeldine

Como sabemos, nuestro Libertador, Simón Bolívar, nace en Caracas el 24 de julio de 1783.  El prócer cubano José Martí, en La Habana el 28 de enero de 1853. El Libertador muere en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830. El Apóstol en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895. Entre la desaparición física del libertador Simón Bolívar y el nacimiento del prócer cubano José Martí median 23 años de separación. No fueron muchos años. Pues, vivieron en un mismo tiempo. Obviamente, ambos no tuvieron tiempo de conocerse de forma personal. Tampoco por esos tiempos existían lo que hoy conocemos como la Internet y las librerías por doquier, con cientos de libros de ciencia e historia, y miles de interpretaciones, buenas y malas, que les permitieran a aquellos hombres conocerse mejor, con facilidad y detalles.

Hoy no existen excusas para no conocer de la historia, vida y obra de Bolívar y Martí, y de muchos otros personajes, libertadores y próceres a quienes les debemos todo lo que somos. La falta de interés por estos temas, que existe entre los jóvenes de hoy, es también un reflejo condicionado del sistema que debemos combatir.

Pero a pesar de las carencias de la época, Martí si dispuso de muy buenas fuentes de información que le permitieron conocer, muchos años después, bien a Bolívar; al verdadero Bolívar.

A Bolívar, como sabemos, lo demonizaron. Obviamente, Carlos Marx no dispuso de las mismas fuentes de Martí para conocer mejor al libertador y así poder evitar escribir algunas líneas, las que hoy la canalla burguesía continúa esgrimiendo para intentar crear contradicciones, o fricciones entre el Bolivarianismo y el Socialismo Científico que hoy hemos unido bajo una misma bandera.

¿Qué fuese hoy el Bolivarianismo despojado de Socialismo? Un anacronismo. 
 
Naturalmente, y como sabemos, Bolívar no dispuso de tiempo suficiente para asomarse a los planteamientos, siquiera, del socialismo utópico al que sí su maestro, Simón Rodriguez, y el prócer cubano José Martí, entre otros personajes de la época, se habían asomado. Además, en las colonias españolas de la época no existía el capitalismo, ni hablar de industrias, maquinarias, empresas y la clase obrera organizada en sindicatos, etc. Las colonias eran grandes feudos y los medios de producción eran las manos de los negros esclavos. Pues, la vida y obra del libertador se diluyo entre la lucha por la independencia de la gran patria latinoamericana del yugo español y las mezquindades de algunos, como premisa previa, objetiva y necesaria antes de pensar en el ¿Qué Hacer después con los Estados liberados?

La pregunta que nos hacemos todos los revolucionarios es ¿Qué une a los grandes hombres que la historia recuerda? 
 
Pues, sabemos:
A los grandes de la historia los une un ideal común; a Bolívar y Martí los unen sus ideas, sus mismas banderas que promovían la liberación de esta gran patria Latinoamericana, pero también los unían sus personalidades que, creemos, debieron ser muy similares. Eran y seguirán siendo por la eternidad grandes hombres, líderes revolucionarios. Pues, el ímpetu revolucionario, la determinación de que sí se podían concretar sus ideas y sueños de ver la patria liberada del imperialismo español; la valentía de ambos marcaron los rasgos comunes de sus personalidades.

Bolívar y Martí eran como Padre e Hijo que lucharon por una misma causa.

Si Bolívar y Martí hubiesen llegado a conocerse personalmente, de seguro la empatía los hubiese hecho reconocerse mutuamente como Padre e Hijo, así como Fidel y el Ché; así como hoy lo son Fidel y Chávez.

Si a Bolívar y Martí los recordamos tanto, es porque sus espíritus se han encarnado entre nosotros; en las masas de nuestros pueblos que han alcanzado importantes victorias, y en las esperanzas de muchos otros pueblos que continúan luchando por su liberación.

Aunque muchos de los pueblos que hoy continúan luchando por su liberación no sepan quienes fueron Bolívar y Martí. En el fondo, los conocen sin saberlo porque están allí presentes, aunque imperceptibles ante ellos, están bajo otros nombres. En las banderas que hoy luchan contra los opresores internos y externos están reflejadas las imágenes de esos dos titanes grabadas en tinta invisible. Aunque no los podemos ver a simple vista, sus espíritus están allí entremezclados con otros muchos.

En las banderas del pueblo árabe e iraní que hoy lucha contra el imperialismo norteamericano y el sionismo internacional, están allí reflejadas las imágenes de nuestro Libertador y Prócer, Bolívar y Martí, en tinta invisible, entremezclada con las imágenes de Salahadin Ayubi, y Yamal Abdel Nasser, entre otros.

En las banderas de los pueblos africanos que hoy luchan contra el imperialismo norteamericano, están también allí reflejadas las imágenes de nuestro Libertador y Prócer, en tinta invisible, entremezclada con las imágenes de Patricio Lumumba, Tomás Sankara, entre otros.

Porque Bolívar y Martí son precisamente eso, dos consignas: Liberación y Revolución.

Dijo Martí en una ocasión:
"No es que los hombres hacen pueblos, sino que los pueblos en su hora de génesis, suelen ponerse vibrantes y triunfadores en un hombre». «a veces está el hombre y no lo está el pueblo, a veces está listo el pueblo y no aparece el hombre".

Pero hoy tenemos hombres y pueblos. Tenemos a Fidel y Raúl junto al pueblo cubano. Y tenemos a Chávez junto al pueblo venezolano. También tenemos a Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa todos de la mano con sus pueblos, que son nuestros mismos pueblos.

Martí fue un Bolivariano. Fue precisamente él quien dijo:todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre". Y a los desalentados también les dijo: "Otros lo ven muerto, casi sin ropas que ponerse, en el espanto de la caída, al borde de la mar: Los cubanos le veremos siempre arreglando con Sucre la expedición que no llegó jamás para libertar a Cuba".

Pero que Bolívar por siempre estará "vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies calzados aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho sin hacer está hasta hoy"

Hoy nosotros, los hijos de Bolívar y Martí tenemos ese compromiso como legado: construir la patria grande que soñaron ambos. En eso no podemos fallar. Está última opción se nos está negada.

Al imperialismo le decimos como Martí en Abdalá:

Pues decidle al tirano que en la Nubia
Hay un héroe por veinte de sus lanzas:
Que del aire se atreva a hacerse dueño:
Que el fuego a los hogares hace falta:
Que la tierra la compre con su sangre:
Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas.

Viva Fidel! Viva Raúl! Viva Chávez!
Patria Grande Socialista o Muerte, venceremos!

lunes, 3 de enero de 2011

Perspectivas de la economía mundial en 2011


Focus on the Global South


En contraste con sus previsiones cautamente optimistas, a finales de 2009, de una recuperación sostenida, el humor dominante en los círculos económicos liberales cuando termina 2010 es sombrío, si no apocalíptico. Los halcones fiscales han ganado la batalla política en EEUU y Europa, para alarma de los abogados del gasto público, como el premio Nobel Paul Krugman y el columnista del Financial Times Martin Wolf, quienes ven las restricciones presupuestarias como la receta más segura para matar la incipiente recuperación de las economías centrales. 

Pero aunque los EEUU y Europa parecen abocados a una crisis más profunda a corto plazo y al estancamiento en el plazo largo, algunos analistas se precian de observar un “desacoplamiento” del este asiático y de otras áreas en desarrollo con respecto a las economías occidentales. Esa tendencia empezó a comienzos de 2009 en la estela del programa de estímulos masivos de China, que no sólo reestableció el crecimiento chino de doble dígito, sino que sacó de la recesión y llevó a la recuperación a varias economías vecinas, desde Singapur hasta Corea del Sur. En 2010, la producción industrial asiática recuperó ya su tendencia histórica, “casi como si la Gran Recesión nunca hubiera tenido lugar”, de acuerdo con The Economist

¿Sigue Asia un camino realmente separado de Europa y EEUU? ¿Estamos realmente asistiendo a un “desacoplamiento”? 

El triunfo de la austeridad 

En las economías centrales, la indignación con los excesos de las instituciones financieras que precipitaron la crisis económica ha dado paso a la preocupación por los déficit públicos masivos en que han incurrido los gobiernos para poder estabilizar el sistema financiero, frenar el colapso de la economía real y afrontar el desempleo. En los EEUU el déficit se sitúa por encima del 9% del PIB. No es un déficit desbocado, pero la derecha estadounidense logró la hazaña de que el miedo al déficit y a la deuda federal pesara más en el espíritu de la opinión pública que el miedo a la profundización del estancamiento y al aumento del paro. En Gran Bretaña y en los EEUU, los conservadores fiscales lograron un mandato electoral claro en 2010, mientras que en la Europa continental una Alemania "recrecida" hizo saber al resto de la Eurozona que no seguiría subsidiando los déficit de los miembros más débiles de las economías meridionales o periféricas como Grecia, Irlanda España y Portugal.
En los EEUU, la lógica de la razón dio paso a la lógica de la ideología. El impecable argumento de los demócratas de que el gasto público en estímulos era necesario para salvar y crear puestos de trabajo no pudo resistir el asalto del tórrido mensaje republicano, según el cual un mayor estímulo público, añadido los 787.000 millones de dólares del paquete de Obama en 2009 significaría un paso más hacia el “socialismo” y la “pérdida de libertad individual”. En Europa, los keynesianos arguyeron que la relajación fiscal no sólo ayudaría a Irlanda y a las economías meridionales con problemas, sino también a la poderosa maquinaria económica alemana, pues esas economías absorben las exportaciones de Alemania. Lo mismo que en los EEUU, los argumentos racionales sucumbieron a las imágenes sensacionalistas, en este caso al retrato mediático de unos esforzados alemanes subsidiando a hedonistas mediterráneos y derrochadores irlandeses. A regañadientes aprobó Alemania paquetes de rescate para Grecia e Irlanda, pero sólo a condición de que griegos e irlandeses fueran sometidos a salvajes programas de austeridad que han sido descritos por nada menos que dos exministros alemanes en el Financial Times como medidas antisociales “sin ejemplo en la historia moderna”. 

El desacoplamiento, resucitado 

El triunfo de la austeridad en EEUU y Europa, la cosa no ofrece duda, eliminará a esas dos áreas como motores para la recuperación económica global. ¿Pero se halla Asia en una senda diferente? ¿Puede soportar, como Sísifo, el peso del crecimiento global? 

La idea de que el futuro económico de Asia se ha desacoplado del de las economías del centro no es nueva. Estuvo de moda antes de que la crisis financiera tumbara la economía estadounidense en 2007-2008. Pero se reveló ilusoria en cuanto la recesión en los EEUU, de los que China y otras economías del este asiático dependían para absorber sus excedentes, disparó una repentina y drástica en Asia entre finales de 2008 y mediados de 2009. De ese momento proceden las imágenes televisivas de millones de trabajadores chinos migrantes abandonando las zonas económicas costeras y regresando al campo. 

Para contrarrestar la contracción, China, presa del pánico, lanzó lo que Charles Dumas, autor de Globalisation Fractures, caracterizó como un “violento estímulo interior” de 4 billones de yuanes (580.000 millones de dólares). Eso significaba cerca del 13% del PIB en 2008 y constituyó “probablemente el mayor programa de la historia de este tipo, incluidos los años de guerras”. El estímulo no sólo restituyó el crecimiento de dos dígitos; también comunicó a las economías del este asiático un impulso recuperador, mientras Europa y los EEUU caían en el estancamiento. Esa notable inversión es lo que ha llevado al renacimiento de la idea del desacoplamiento. 

El gobernante Partido Comunista de China ha venido a reforzar esa idea al sostener que se ha producido un cambio de política que prima el consumo interior sobre el crecimiento orientado a la exportación. Pero si se observa con mayor detenimiento, se ve que eso es más retórica que otra cosa. En efecto, el crecimiento orientado a la exportación sigue siendo el eje estratégico, algo que se ve subrayado por la continuada negativa china a revalorizar el yuan, una política destinada a mantener competitivas sus exportaciones. La fase de empuje al consumo interior parece haber terminado, hallándose ahora China, como observa Dumas, “en proceso de cambio masivo desde el estímulo benéfico de la demanda interior hacia algo muy parecido al Business as usual de 2005-2007: crecimiento orientado a la exportación con un poco de recalentamiento”.
No sólo los analistas occidentales como Dumas han llamado la atención sobre ese regreso al creamiento orientado a la exportación. Yu Yongding, un influyente tecnócrata que sirvió como miembro del comité monetario del Banco Central Chino confirma que, en efecto, se ha vuelto a la práctica económica habitual: “En China, con una ratio comercio/PIB y exportaciones/PIB que excede ya, respectivamente, el 60% y el 30%, la economía no puede seguir dependiendo de la demanda externa para sostener el crecimiento. Desgraciadamente, con un enorme sector exportador que emplea a millones y millones de trabajadores, esa dependencia se ha hecho estructural. Eso significa que reducir la dependencia y el excedente comerciales de China pasa por harto más que por ajustar la política macroeconómica.” 

El regreso al crecimiento orientado a la exportación no es simplemente un asunto de dependencia estructural. Tiene que ver con un conjunto de intereses procedentes del período de la reforma, intereses que, como dice Yu,”se han transformado en intereses banderizos que luchan duramente para proteger lo que tienen”. El lobby exportador, que junta a empresarios privados, altos ejecutivos de empresas públicas, inversores extranjeros y tecnócratas del Estado, es el lobby más poderosos ahora mismo en Pekín. Si la justificación ofrecida para el estímulo público ha sido derrotada por la ideología en los EEUU, en China la argumentación igualmente racional a favor del crecimiento centrado en el mercado interior ha sido aniquilada por intereses materiales banderizos. 

Deflación global 

Lo que los analistas como Dumas llaman el regreso de China al tipo de crecimiento orientado a la exportación chocará con los esfuerzos de los EEUU y Europa de empujar la recuperación mediante un crecimiento orientado a la exportación simultaneado con el levantamiento de barreras a la entrada de importaciones asiáticas. El resultado más probable de la promoción competitiva de esa volátil mezcla de empuje a la exportación y protección interior por parte de los tres sectores que encabezan la economía mundial en una época de comercio mundial relativamente menos boyante no será la expansión global, sino la deflación global. Como ha escrito Jeffrey Garten, antiguo subsecretario de comercio con Bill Clinton: “Aunque se ha prestado mucha atención a la demanda de consumo e industrial en los EEUU y en China, las políticas deflacionarias que envuelven a la UE, la unidad económica más grande del mundo, podrían hundir de mala manera el crecimiento económico global… Las dificultades llevan a Europa a redoblar su empeño en las exportaciones al tiempo que EEUU, Asia y América Latina están disponiendo sus economías para vender más en todo el mundo, lo que no podría sino exacerbar las tensiones, ya suficientemente altas, en los mercados de divisas. Podría llevar a un resurgimiento de las políticas industriales patrocinadas por los Estados, cuyo crecimiento ya se observa por doquiera. Tomados de consuno, todos esos factores podrían llegar a propagar el incendio proteccionista tan temido por todos.” 

La crisis del Viejo Orden 

Lo que nos aguarda en 2011 y en los próximos años, advierte Garten, son momentos de “turbulencia excepcional, a medida que el ocaso del orden económico global tal como lo hemos conocido avanza caótica y tal vez destructivamente”. Garten destila un pesimismo que está apoderándose cada vez más de buena parte de la elite global que otrora anunciaba la buena nueva de la globalización y que ahora la ve desintegrarse literalmente ante sus propios ojos. Y esta ansiedad fin de siècle no es monopolio de los occidentales; es compartida por el influyente tecnócrata chino Yu Yongding, que sostiene que el “tirón de crecimiento chino prácticamente ha agotado su potencial”. China, la economía que con mayor éxito consiguió cabalgar la ola globalizadora, “ha llegado a una disyuntiva crucial: de no poner por obra penosísimos ajustes estructurales, podría perder súbitamente el impulso de su crecimiento económico. El rápido crecimiento económico se ha logrado a un coste extremadamente alto. Sólo las generaciones venideras conocerán el verdadero precio pagado.” 

La izquierda en la presente coyuntura 

A diferencia de las medrosas aprensiones de figuras del establishment como Garten y Yu, muchas gentes de izquierda ven la turbulencia y el conflicto como la necesaria compañía del nacimiento de un nuevo orden. Y, en efecto, los trabajadores se han movilizado en China, y se ganaron incrementos salariales significativos con huelgas organizadas en determinadas empresas extranjeras a lo largo de 2010. La protesta ha estallado también en Irlanda, Grecia, Francia y Gran Bretaña. Pero a diferencia de China, en Europa marchan para mantener derechos perdidos. Y lo cierto es que ni en China, ni en Occidente, ni en parte alguna son los resistentes portadores de una visión alternativa al orden capitalista global. Al menos, no todavía. 

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.