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martes, 22 de octubre de 2013

El fracaso fiscal de EEUU garantiza un mundo des-americanizado

El siguiente artículo escrito por Liu Chang, y publicado por la agencia China de noticias Xinhua News, manifiesta de forma cabal lo que hoy se ha convertido en una demanda mundial y, a la vez, en una realidad en muchas regiones del planeta. El escrito plantea: "el mundo se está des-americanizado” y permite concluir  que nada puede hacer Estados Unidos para detener esta verdad. 

La fuente original del artículo citado se localiza en la siguiente dirección electrónica perteneciente a la Web de la agencia oficial de noticias china: http://news.xinhuanet.com/english/indepth/2013-10/13/c_132794246.htm 


Más abajo recojo la traducción integra del mismo que vale la pena leerlo completo. No tiene desperdicio. 
BEIJING, 13 oct (Xinhua) – Mientras los políticos de ambos partidos políticos estadounidenses siguen mudándose entre la Casa Blanca y el Capitolio, sin llegar a un acuerdo viable para lograr la normalidad al cuerpo político del cual se jactan, es quizás un buen momento para que el confundido mundo empiece a considerar la construcción de un mundo des-americanizado. 

Emergiendo del baño de sangre de la Segunda Guerra Mundial como la nación más poderosa del mundo, Estados Unidos desde entonces ha estado tratando de construir un imperio global, imponiendo un orden mundial de posguerra, alimentando la recuperación en Europa, y fomentando el cambio de régimen en los países que Washington considere inamistosos. 

Con su poderío económico y militar, aparentemente sin igual, los Estados Unidos han declarado que tiene intereses nacionales vitales que proteger en casi todos los rincones del mundo, y está habituado a entrometerse en los asuntos de otros países y regiones alejadas de sus costas. 

Mientras tanto, el gobierno de EE.UU. ha ido a todos los lugares del mundo afirmando su única superioridad moral, mientras secretamente hace cosas que son tan osadas como la tortura de prisioneros de guerra, matar civiles en ataques con aviones no tripulados, y espiar a los líderes mundiales. 

Bajo lo que se conoce como la Pax-Americana, no vemos un mundo en el que los EE.UU. estén ayudando a calmar la violencia y los conflictos, a reducir la población pobre y desplazada, o lograr una paz real y duradera. 

Más aun, en lugar de honrar sus obligaciones como una potencia líder responsable, un egoísta Washington ha abusado de su condición de superpotencia al inducir aún más caos en el mundo al inyectar riesgos financieros en el extranjero, instigar las tensiones regionales por disputas territoriales, y luchar guerras injustificadas con la cobertura de mentiras descaradas. 

Como resultado, el mundo se arrastra hacia un desastre económico gracias a las voraces élites de Wall Street, mientras que bombardeos y los asesinatos se han convertido en rutina casi diaria en Irak años después de que Washington afirmó que había liberado a su pueblo de la tiranía. 

Más recientemente, el estancamiento cíclico de Washington para una solución bipartidista viable del presupuesto federal y una aprobación para elevar el techo de la deuda han dejado que los enormes activos en dólares de muchas naciones estén en peligro y dejan a la comunidad internacional muy angustiada. 

En estos días alarmantes, cuando los destinos de muchos están en las manos de una nación hipócrita tienen que terminar, y un nuevo orden mundial debe ser puesto en su lugar, por medio del cual todas las naciones, grandes o pequeñas, ricas o pobres, le sean respetados y protegidos sus intereses en igualdad de condiciones. 

Para ello, varias piedras angulares deben establecerse para apuntalar un mundo de-americanizado. 

Para empezar, todas las naciones tienen que ceñirse a los principios básicos del derecho internacional, incluido el respeto por la soberanía y mantener las manos fuera de los asuntos internos de los demás. 

Además, la autoridad de las Naciones Unidas en el manejo de los problemas globales candentes tiene que ser reconocido. Eso significa que nadie tiene el derecho de emprender cualquier tipo de acción militar en contra de los demás sin mandato de la ONU. 

Aparte de eso, el sistema financiero del mundo también tiene que adoptar algunas reformas sustanciales. 

Las economías de los mercados emergentes y en desarrollo deben tener más voz en las principales instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, para que puedan reflejar mejor las transformaciones del panorama económico y político mundial. 

Lo que también puede incluirse como una parte clave de una reforma eficaz es la introducción de una nueva moneda de reserva internacional que se cree para reemplazar al dominante dólar de los EE.UU., así la comunidad internacional podría quedar permanentemente fuera de la agitación política en los Estados Unidos. 

Por supuesto, el propósito de promover estos cambios no es echar completamente a los Estados Unidos, lo que es también imposible. Más bien, es para animar a Washington a jugar un papel más constructivo al abordar los asuntos mundiales. 

Y entre todas las opciones, se sugiere que los políticos, en el camino, pongan fin al pernicioso impase.



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