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martes, 13 de agosto de 2013

El aliado China y el Socialismo Bolivariano (Parte II)



Por. Basem Tajeldine
@BasemTajeldine

El artículo citado del investigador Xulio Ríos resalta un aspecto muy particular, pero a la vez fundamental para la Revolución Bolivariana. Pues, muchos somos los que creemos, al igual que Xulio, que resultaría un garrafal error -por no decir traición-  copiar los modelos económicos que experimentan países tan diferentes como China y Venezuela. Diferentes culturas y procesos históricos nos separan de China, aunque nos une ciertas visiones políticas de justicia social y respeto al derecho internacional, la independencia y soberanía. Algunos estudiosos de la materia han especulado muchos sobre el tema, pero Xulio Ríos manifiesta con fundamento lo siguiente:

En segundo lugar, las zonas económicas especiales, un modelo que facilitó la apertura de China al exterior en los años ochenta y que reviste interés para Venezuela, aunque las autoridades asiáticas han advertido de la necesidad de ajustar la propuesta a las circunstancias de cada país. China ideó estas zonas francas como un instrumento para captar recursos financieros, tecnológicos y expertise. Se abre ahora un tiempo de análisis de estas zonas para dictaminar su idoneidad y requerimientos de adaptación, caso de adoptarse una fórmula similar en Venezuela”

En tercer lugar, la negociación de un nuevo préstamo por valor de 5.000 millones de dólares. Venezuela es uno de los principales receptores de préstamos de China en América Latina. Suman un monto total de 44.500 millones de dólares. Dicha deuda es compensada en barriles de petróleo, del orden de 270.000 barriles diarios. Para el próximo año, las necesidades de petróleo de China se estima que crecerán en un 5%. En China, Venezuela encuentra la manera de sortear las dificultades de financiación en bancos estadounidenses o europeos, o en instancias como el Banco Mundial o el BID. La exportación diaria de barriles de petróleo al mercado chino podría alcanzar en pocos años la cifra de un millón.

La decisión sobre la concesión de este nuevo préstamo podría estar próxima, aunque probablemente no se dé a conocer antes de que Caracas resuelva con garantías el escándalo por un desfalco de 84 millones de dólares del Fondo Chino-Venezolano, creado en 2007 por ambos países para financiar diversos proyectos tanto en el orden social como productivo. En 2009, este Fondo se reforzó con el llamado Fondo Gran Volumen Largo Plazo, con una aportación de 20.000 millones de dólares.

China comparte con Venezuela el afán por impulsar vías autóctonas de desarrollo y la defensa a ultranza de la soberanía nacional. Beijing, aun conservando simpatías políticas o ideológicas, guarda distancias respecto al tono antiestadounidense del discurso bolivariano. Por otra parte, le preocupa la estabilidad de la política venezolana. Su preferencia consiste en priorizar el pragmatismo y el mutuo beneficio, dotando de contenido una relación que será tanto más efectiva cuanto menos se alarde de ella.

Tras la evaluación reciproca de los avances experimentados en la cooperación bilateral, las relaciones sino-venezolanas podrían entrar en una nueva fase, ciertamente más madura e integral. Y en paralelo, también las relaciones de China con otros socios bolivarianos, un tema que podría figurar en la agenda de la cumbre del ALBA de Guayaquil celebrada el 30 de julio, con la matizada excepción de Nicaragua, que mantiene el reconocimiento diplomático de la República de China (Taiwán)”.

El proceso de “apertura” en China suscitado a mediados de los años 70 promovió su entrada triunfal en el juego económico capitalista mundial de una forma casi inesperada por las potencias occidentales. En aquella oportunidad el gigante asiático sorprendió al mundo con su propuesta de “socialismo de mercado chino” –término empleado por la dirigencia del Partido Comunista de China (PCCh) para definir a su nuevo modelo económico- experimentando un impresionante crecimiento económico constante  (de entre 7 y 12% del PIB anual) y logrado la proeza de plantarse como el más fuerte competidor económico de EE.UU., al punto de terminar por desplazar a la primera potencia mundial en varios mercados mundiales y provocar “un cambio radical en el equilibrio de poder luego de la Segunda Guerra Mundial.

Pero China enfrenta problemas políticos internos muy significativos que podrían terminar por torcer el rumbo planteado por su dirección de su partido. Son muchos los estudiosos marxistas, y no-marxistas, quienes creen que el PCCh está perdiendo o ha perdido la batalla política por el control económico de ese país “ya que las fuerzas productivas generadas se han tragado al partido”. Soy de la matriz de opinión que esto todavía está por verse.  (Continuará…)


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