Por.
Basem Tajeldine
Voces
Contra El Imperio
A
escasas horas del cierre de la frontera con Colombia decretado por el
Presidente Nicolás Maduro, todos los venezolanos, y especialmente el pueblo tachirense ha podido apreciar los
beneficios que han traído la medida para el país y su vida. Como por arte de
magia, desaparecieron las interminables colas frente a las estaciones de
servicio (gasolineras) del Estado Táchira, y de forma repentina, en menos de 72
horas aparecieron varios productos de la cesta básica en muchos anaqueles de
esa entidad [1].
El
desabastecimiento provocado por el contrabando de extracción hacia Colombia de
los productos de primera necesidad regulados por el Estado revolucionario
(hechos en Venezuela o importados por el mismo), había llegado a niveles tales
que los venezolanos solo podían obtenerlos comprando directamente a los “bachaqueros”
(revendedores), o debían atravesar las fronteras hacia el vecino país para
adquirir los productos a precios especulativos exorbitantes en moneda
colombiana o preferiblemente en moneda venezolana, la que a su vez era
utilizada por las mismas mafias contrabandistas para seguir ejecutando sus
acciones delictivas contra el país.
El
saqueo de Venezuela es dantesco. Por fin la guerra económica organizada desde
la frontera por las mafias del paramilitarismo y el narcotráfico colombiano,
vinculadas al mayor genocida conocido por la historia reciente del vecino país,
Álvaro Uribe Vélez, ha comenzado a ser enfrentada de forma efectiva por el
gobierno revolucionario.
Tampoco
faltaron las expresiones de alegría y esperanzas de las mayorías del pueblo
tachirense perjudicado por las mafias del contrabando y el paramilitarismo
colombiano. El gobierno obrerista del Presidente Nicolás Maduro ejecutó las
medidas restrictivas de paso en salvaguarda de la integridad territorial y de los
intereses de las mayorías del pueblo venezolano. El pueblo venezolano enfrenta con estoicismo las consecuencias de una
guerra bien diseñada por el imperialismo estadounidense, pero orquestada por la
narco-burguesía colombiana, y en especial por el jefe del paramilitarismo ex
presidente de ese país, Uribe Vélez, que tienen como propósitos lavar sus
dineros mal habidos y asestar un duro golpe a la economía venezolana,
destruyendo el poder adquisitivo del salario venezolano en la medida que
inducen la escasez de los productos regulados, mientras que el Dólar
(terrorista) Today hace su trabajo.
Por
otra parte, la reacción oportunista de la apátrida oposición venezolana tampoco
faltó. Como era de esperar, la mayoría de sus voceros salieron a solidarizarse
con las mafias del contrabando y del paramilitarismo colombiano, criticando el
cierre de la frontera tachirense y señalando al Presidente Maduro de "anti
colombiano", cuando hasta hace poco ellos mismos decían que era oriundo de
ese país.
El
inefable Luis Vicente León fue un poco más astuto que el resto de sus iguales,
cuando auguró que la medida del cierre
fronterizo no será exitosa en cuanto "se mantengan los incentivos para el
bachaqueo".
En
un Twit, Vicente León escribió lo siguiente: “puedes cerrar la frontera y
pasarán por el rio”. En otro dijo “no importa lo que hagas para atacar
consecuencias. Si no atacas las causas la economía se rebela…y a ella no puedes
apresarla".
Naturalmente,
Vicente León se refiere a los precios de los productos subsidiados y regulados
por el Estado venezolano -que es un
sacrificio que hace el Estado para beneficio de los más humildes- como la causa principal que ha provocado el
fenómeno del contrabando. De esta forma, el derechista venezolano pretende
congraciarse con los contrabandistas y el paramilitarismo colombiano quienes
para él -y para muchos que piensan igual-,
son "pequeños emprendedores" que han sabido aprovecharse de los
subsidios para su beneficio propio y político.
Pero
la derecha dice tener la "sabiduría" y el remedio
"perfecto" para eliminar el contrabando y hacer que aparezcan de
forma más expedita todos los productos en los anaqueles de Venezuela. Pero ya
conocemos la receta, que es la misma receta neoliberal conocida en el mundo que
ha revelado ser muy "eficiente" y generado "buenos
resultados" solo para los monopolios, y no precisamente para los pueblos.
Ellos
dicen que el Estado no debe de
intervenir en la economía exigiendo precios justos o subsidiado algunos
productos de la cesta básica, puesto que ese trabajo le corresponde al
"Dios mercado" quien con su mano invisible arreglaría el desastre
creado por el Estado, y que sean sólo lo que más tengan quienes posean el
derecho a consumir lo que desean, así como en la selva: "que venza el más
fuerte, el que mejor pueda adaptarse al sistema"; que la moneda venezolana
(Bolívar) debe ser devaluada aún más y el precio de la gasolina sea comparable
a los internacionales; pero también el Estado venezolano debería olvidarse del
pueblo y tapar el hueco del "gasto social" eliminando la gratuidad de servicios sociales
como la salud, educación, etc. Aseguran que si cumplimos con su recetario los
contrabandistas no tendrán estímulos para seguir operando en el país.
Sólo
una mentalidad colonial, enajenada de la realidad y corrompida por el sistema
capitalista podría hacerse eco de semejante locura neoliberal que tanto dolor y
sangre a costado a los pueblos del mundo hoy víctimas de esos mismos
dictámenes.
Lo
cierto es que lejos de las sandeces de Vicente León, FEDECAMARAS y compañía
contra las medidas de cierre fronterizo y las exitosas Operaciones para la
Liberación del Pueblo venezolano (OLP) del paramilitarismo colombiano y el
hampa en general, hoy son muchos quienes
reclaman que las mismas políticas sean extendidas hasta las fronteras del
Estado Zulia. Y es tanta la efectividad de las políticas del gobierno
Bolivariano, que se deja entrever en el desesperado espectáculo del capo Uribe
y la narco-burguesía colombiana en la ciudad de Cucuta y en los medios de ese país
que pretendieron tachar al Presidente Nicolás Maduro de ser un "anti
colombiano". ¡Semejante estupidez!
Tuvo razón el Presidente Maduro cuando dijo que
nadie es más anti colombiano que la propia burguesía colombiana y el mismísimo
Álvaro Uribe Vélez. Fue precisamente
durante el gobierno de ese criminal que se cometieron innumerables violaciones
a los Derechos Humanos y los dolorosos sucesos que sacudieron al pueblo
colombiano recordados como los "falsos positivos". Los desaparecidos
colombianos y los encontrados en fosas comunes durante el gobierno de Uribe se
cuentan por miles, al tiempo que la cifra de crímenes (violación de menores y
desaparición forzada) cometidos por las tropas estadounidenses en ese país es
también alarmante. De esto último casi nadie prefiere hablar en Colombia. El
gobierno de ese país busca callar cualquier denuncia en torno a las constantes
violaciones a los Derechos Humanos del pueblo hermano producto de la inmunidad
que disfrutan las tropas yanquis dispuestas en las más de 7 bases
estadounidenses en ese territorio.
Desde
siempre la burguesía colombiana ha sentido desprecio por su propio pueblo hasta
el punto de permitir que fuerzas extranjeras lo hagan por ella, pero también ha
sabido aprovechar la política de "puertas abiertas" de Venezuela para
descargar en nuestro país la crisis social generada por las políticas
neoliberales y el terror paramilitar que sirven de custodios de los monopolios
transnacionales. Millones de campesinos, ciudadanos empobrecidos colombianos y
líderes políticos de base de la izquierda colombiana se han visto forzados a
buscar refugio en nuestro país huyendo del hambre y de la persecución de esas
mismas fuerzas pretorianas paramilitares amparadas por el Estado criminal
colombiano.
La
Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) acaba de reconocer que Colombia
presenta la segunda mayor crisis de desplazados del mundo, donde 6
millones de personas desarraigadas a causa de la violencia.
Según
datos de ACNUR, sólo Siria supera a Colombia en la cantidad de población
obligada a abandonar sus hogares en busca de seguridad.
Las
cinco décadas del conflicto colombiano han limitado el acceso de millones de
personas a la seguridad, los servicios públicos básicos y al goce efectivo de
sus derechos, entre otros a una vivienda digna, salud, educación y reparación
como víctimas, incluyendo la restitución de tierras, apuntó la oficina de ACNUR
en Colombia [2].
Sin
lugar a dudas, el gobierno Bolivariano ha entrado en una nueva fase de
contraofensiva revolucionaria para hacer frente a las mafias de las burguesías
locales parásitas, contrabandistas y paramilitares que sirven de peones a la
estrategia del imperialismo estadounidense que busca destruir el ejemplo de la
Revolución Bolivariana y los procesos de integración regional.
Hoy
Venezuela demanda la solidaridad y el apoyo con la movilización de todas las
fuerzas políticas revolucionarias del país y de la izquierda mundial, ante la
nueva embestida que preparan las hienas pro-imperialistas de la región que ya
saborean la amargura que les produce su nuevo fracaso.
Fuentes:
[1]
Aparecen productos básicos en el Táchira
http://www.aporrea.org/movil/regionales/n276370.html
[2]
Informe de ACNUR sobre Colombia
http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=31879#.Vd1EKp9fbqA