Por. Basem Tajeldine
La canalla burguesía quiere
ver a Chávez bajo tierra. No soporta verlo un día más dirigiendo el Estado. Lo
rechazan porque es una persona que no proviene de su clase social y porque no
sirve a sus intereses. Para ellos, Chávez hace cosas muy “horribles” como eso
de atender a los más necesitados; elevar los salarios de los trabajadores y
crear una nueva Ley del Trabajo (LOT) que beneficia considerablemente a estos;
por propiciar el Control Obrero; por construir viviendas para los pobres (se
oponen a lo que ellos mal llaman “gasto social”). Chávez, según la burguesía,
hace cosas muy “horribles” porque nacionaliza y recupera las empresas que antes
pertenecían al Estado (la burguesía rechaza las nacionalizaciones aunque hayan
sido pagadas muy bien); porque regula los precios de los productos esenciales
para el consumo de todos los venezolano. Todo esto es visto por la burguesía
como una provocación de Chávez. Están acostumbrados a ver sirvientes en el poder,
y no entienden el Por qué Chávez no se les subordina. La burguesía rechaza todo
lo que dice y hace Chávez, y se horroriza más cada vez que habla sobre
Socialismo y plantea grandes proyectos productivos.
Aunque el significado del
término Socialismo todavía sigue siendo muy vago en el imaginario colectivo, e
incluso, en las mentes de algunos considerados “cuadros revolucionarios”, la
reincidencia del camarada Presidente Chávez sobre este tema molesta a la
burguesía, pero también a nuestros burócratas degenerados. Dominan las
tendencias que reducen el Socialismo a solo un “Estado fuerte” y se oponen al
Control Obrero y la participación de los movimientos sociales y del pueblo
organizado (Comunas) en las actividades que les concierne. Naturalmente, un
burócrata acostumbrado a los privilegios y al inmenso poder que le ofrece el
Estado burgués nunca estará de acuerdo en tener que sentarse a discutir con los
trabajadores organizados las políticas a seguir en una empresa estatal, mucho
menos accederá a entregar a estos el control de la misma.
Sucede lo mismo en muchos
ministerios, alcaldías y gobernaciones. Nuestros burócratas degenerados
tiemblan ante los planteamientos revolucionarios del camarada Chávez. Nunca
entenderán que el socialismo refiere a nuevas relaciones de propiedad y de
producción (propiedad social de los medios de producción, la democracia y
Control Obrero). El control del Estado detentado por los burócratas entorpece y
pervierte. Subordina lo político a lo institucional. Bloquea la participación y
la critica. Suplanta y desgasta la capacidad combativa de las masas. Es la
razón del poder, que concentra el burócrata, donde radica el pilar fundamental
de la aberración del Estado burgués.
Por tanto, sabemos, Chávez
es odiado por la canalla burguesía, pero también por los nuestros burócratas
degenerados que pululan dentro del Estado burgués, muchas veces vistiendo
camisas “rojitas” y abusan de su verborrea infecunda pero fluida como la
diarrea.
Después de la victoria
revolucionaria del 7 de Octubre, la Revolución Bolivariana tendrá que lidiar y
acabar con el Estado burgués y sus burócratas degenerados.