Por. Basem Tajeldine
Cerca de 80% de las alcaldías del país, entre
ellas; 14 de las 24 ciudades capitales y 30 de las 40 ciudades más pobladas de
Venezuela, todas conquistadas por las fuerzas revolucionarias, no pueden
significar menos que Aplastante
victoria Bolivariana del 8-D. Varios los medios internacionales de
Europa, y algunos en EE.UU., han terminado por reconocer lo incuestionable; la
verdad manifiesta de la clara consciencia de las mayorías del pueblo venezolano
que desea mantener y profundizar la Revolución Bolivariana. El pueblo
venezolano volvió a pronunciarse a favor de continuar la lucha para hacer
realidad aquel viejo sueño de construir una sociedad donde reine la igualdad
junto a la justicia; una sociedad genuinamente humanistas: el Socialismo.
A pesar de la criminal guerra económica y la guerra
mediática sin cuartel que pretendió desacreditar el liderazgo del Presidente
Nicolás Maduro; a pesar los problemas que aún subsisten en las diferentes
instituciones del Estado, las bases populares del chavismo han demostrado en
esta última contienda electoral ser un bloque sólido, cargado de mucha lealtad
y consciencia de la coyuntura política que atraviesa el país, y de su deber
social. La derecha bastarda que siempre ha despreciado al pueblo, nunca esperó
tales resultados. Apostó al desgaste del gobierno, a la desmoralización y
desmovilización del pueblo que, según ellos, lograrían por medio de la guerra
económica y su campaña engañosa que buscaba mimetizarse en las banderas de
justicia social propias de la revolución, pero fracasaron nuevamente. 15 años de
fracasos consecutivos no es poca cosa para soportar.
Lo peor que podían esperar los bastardos de la derecha
trasnochada, sucedió. El Camarada Presidente Nicolás Maduro ha salido
fortalecido de esta nueva contienda electoral. Los pocos pensantes que vagan en
la periferia del parasitismo político venezolano, entre los más “notable” de estos,
Rafael Poleo, habían advertido que si se continuaba sembrando la matriz de
opinión y confundiendo las elecciones municipales con un “plebiscito”, la consecuencia
política de su pérdida sería “un efecto dominó”
que terminaría por legitimar al Presidente Maduro desmontando la mentira del
supuesto “robo de las elecciones presidenciales” del pasado 14 de Abril, y dificultar
todo futuro esfuerzo por recomponer la trillada matriz de opinión de “baja
popularidad”, “ilegitimidad”, “ingobernabilidad”, etc. Ahora tendrán que
inventarse otra.
Bien lo manifiesta Alejandro Fierro, periodista y miembro de la
Fundación CEPS, cuando, en un artículo publicado para el diario español
Público.es dice lo siguiente:
“Si se acepta la teoría de la oposición de que estas elecciones
eran una consulta sobre Nicolás Maduro, entonces no cabe duda de que el
presidente ha sido el gran triunfador. Esta victoria es más suya que la del
pasado 14 de abril, cuando llegó a la Presidencia por apenas el 1,5% de los
votos. La derecha le ha ridiculizado sin piedad y no le ha concedido un mínimo
margen de maniobra. Maduro ha resistido pacientemente la acometida opositora.
En las últimas semanas ha tomado medidas contundentes para bajar unos precios
hinchados de forma artificial por la clase empresarial con el objetivo de
desestabilizar a su Gobierno. Dichas medidas, que cuentan con el respaldo de
más del 70% de la población según los sondeos, han sido decisivas en la
victoria”. [1]
Por otro lado, las fuerzas políticas que apoyan la
revolución también demostraron una importante cohesión, aunque en algunas pocas
localidades la división y los candidatos paralelos hicieron que se perdieran
espacios no menos significativos. Los casos ocurridos en Monagas, Barinas y
Lara deben promover la reflexión
necesaria de todos los dirigentes políticos. El Gran Polo Patriótico (GPP)
debió actuar con mayor vehemencia, puesto que su responsabilidad es fundamental
para dirimir las diferencias y hacer promover a los cuadros más aptos, de
comprobada reputación y reconocimiento político por el pueblo, para dar la
batalla y asegurar la victoria en los diferentes espacios políticos de elección
popular.
Pero lejos del triunfalismo que gratamente
hoy nos invade, los días y meses siguientes deberán dedicado a la reflexión
profunda. Urgen muchas cosas para asegurar la Revolución Bolivariana y llevarla
al punto de no retorno. Mucho de lo que se requiere para alcanzar este vital
objetivo se encuentra enmarcado en el Plan de la Patria 2013-2019. En lo
político: urge recomponer la dirección del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) y fortalecer al GPP, darle a este último mayor organicidad y
preponderancia en la cotidianidad política del país. Urge también dar un
impulso a la Escuela de Formación de Cuadros del PSUV que inteligentemente ha
sabido dirigir un digno revolucionario, el camarada Jesús Farías, a quién el
eterno Comandante Chávez confió esa importante misión meses antes de su partida
física. En lo económico: urge desarrollar las fuerzas productivas del
país bajo relaciones sociales socialistas, también bajo empresas mixtas con la
mayoría accionaria del Estado en los aspectos fundamentales de la economía. En
lo estructural: urge desmontar al Estado burgués y seguir construyendo la
Comuna. Hoy vuelven a resonar las palabras del gigante Chávez cuando dijo
“¡Comuna o nada!”. Esa será también tarea de los nuevos alcaldes.
El imperialismo no se puede permitir el “mal ejemplo” que
representa Venezuela. Por ello es de esperar que siga apoyando a sus lacayos de
la burguesía “venezolana” apéndices de los capitales transnacionales para
continuar su guerra sucia contra el gobierno que dirige el Presidente Nicolás
Maduro. Venezuela sigue siendo ejemplo y esperanza para otros pueblos en el
mundo que luchan contra el criminal sistema capitalista.
Fuentes: