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El 14 de agosto de 2013
sucedió lo que muchos esperaban. Las fuerzas del Estado egipcio han procedieron
a ejecutar el levantamiento forzoso de todos los campamentos de protestas de
los seguidores de la Hermandad Musulmana en las importantes ciudades egipcias
de Nasser y Giza. Varios medios
internacionales insistieron en resaltar y magnificar las cifras no menos
importantes de muertos y heridos producto de la violencia generada por la
acción del ejército egipcio y la resistencia de los seguidores del depuesto
presidente egipcio Mohamed Mursi. La acción de las fuerzas egipcias encontró resistencia armada por parte de los
milicianos de la Hermandad Musulmana que no dudaron en responder con igual
poder de fuego*. Imágenes impactantes de fuego cruzado nunca aparecieron en los
primeros momentos de los eventos. La información estaba claramente parcializada
y dominada por Al-Jazzera que colocaba a los islamistas como “victimas” de una
clara represión. De los policías y militares muertos nada se comentó en los
mismos medios**. Hoy comienzan a dejar verse por los alternativos. Cabe
destacar que desde el derrocamiento de Mursi, el pasado 30 de julio, los
manifestantes islamistas habían llevado al país a una virtual paralización de
todas sus actividades habituales y generado conatos de violencia sectaria en
todo el país atacando iglesias coptas y a los grupos afectos a gobierno de
transición dirigido por Adli Mansour y
el general Abdel Fatah Al Sisi.
Las fuerzas militares
egipcias pretendían con esta acción el restablecimiento del orden público,
romper con la resistencia de la Hermandad Musulmana para continuar con el
proceso de transición y arribar de forma pacífica a las elecciones
presidenciales previstas para febrero del próximo año. El actual gobierno
dirigido por Adli Mansour habían hecho
reiterados llamados a la dirigencia de la Hermandad Musulmana para que no
siguiera utilizando a los manifestantes pro-Mursi como "escudos
humanos" para el momento en que vencía el plazo hecho por las Fuerzas
Armadas Egipcias para iniciar el desalojo del las ciudades tomadas. Cientos de
mujeres y niños estuvieron presentes en dichas concentraciones y presenciaron
los eventos dolorosos y brutales del desalojo, y fueron utilizados como escudos
por los islamistas armados.
La estrategia de la
Hermandad Musulmana ha consistido históricamente en victimizarse ante la comunidad
internacional por la represión, antes, del dictador Hosni Mubarak (gobierno en
el que participó la Hermandad Musulmana hasta sus últimos días), y hoy se
victimizan por la represión por el gobierno de transición. Para ello han
contado con el apoyo de los medios transnacionales y fundamentalmente de
Al-Jazzera. Pero ninguno de estos medios se atreven a difundir la noticia que
grupos comandos jihadistas-mercenarios traídos de Siria y Libia han ejecutados
acciones terroristas contra las instalaciones militares egipcias en el Sinaí y
en todo el país, pretendiendo con esto presentar una imagen de caos e
ingobernabilidad de Egipto. Tampoco dicen nada sobre el apoyo que AlQaeda se
encuentra brindando a la Hermandad Musulmana.
El frente Tamarrud (responsables de las grandes movilizaciones previas al
derrocamiento de Mohamad Mursi) y La Corriente Popular Egipcia, el más
importante frente de izquierda de Egipto y encabezado por el muy popular ex
candidato presidencial Hamdeen Sabbahi, sostienen que la Hermandad Musulmana es
responsable principal de la violencia del miércoles pasado debido a que el
grupo islamista ha "elegido un escenario de enfrentamiento con el Estado"
y llaman a la conformación de “comités de defensas populares” para apoyar al
gobierno transitorio.
Una posible guerra
civil en Egipto sería la cruel situación más ansiada por la Hermandad
Musulmana, los Estados Unidos e Israel para ese país. Si bien es cierto que los
estrategas estadounidenses posean una gran influencia dentro de la cúpula
militar egipcia (3er ejército financiado por EEUU.), saben que los últimos
eventos acaecidos en ese país han develado la responsabilidad de los Estados
Unidos, la Unión Europea y las petro-monarquías del golfo por su apoyo a la
Hermandad Musulmana. La situación que vive el pueblo egipcio ha radicalizado a
muchos grupos dentro de las Fuerzas Armadas, razón que motivan hoy fuertes
dudas y desconfianza a los estrategas halcones imperiales hacia los militares
de ese país.
El criminal proyecto
del Islam político reaccionario para la región -en el que coinciden tantos los
estrategas estadounidenses y como sus aliados sionistas- se inscribe precisamente
en el desmantelamiento de todos los Estados-Nación del mundo árabe y más allá;
en la división confesional y tribal de todos aquellos territorios de forma que
dé lugar a la creación de nuevos califatos y reinados medievales (similar a
Arabia Saudita, Qatar, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos) regidos por la
anarquía y la interpretación reaccionaria de la Ley islámica (La Sharia).
Para alcanzar este
propósito en Egipto, la Hermandad Musulmana en Egipto intentó por la vía de
reformas constitucionales. Fracasado el intento y derrotados por la
movilización popular y la oportunista cúpula militar que terminó por derrocar a
Mohamed Mursi, ahora la vía por la que pretenden imponerse será la Guerra
Civil. Un Estado debilitado por el caos sería objeto fácil para su
desmantelamiento.
Los muertos egipcios sólo
benefician a los Hermandad Musulmana y abonan su propósito criminal para buscar
apoyo internacional a su causa, una intervención extranjera auspiciada por la
ONU y su retorno al poder en ese país. La “primavera árabe” se ha convertido en
un cruel invierno para sus pueblos de la región y en una nueva oportunidad para
el reaccionario proyecto político que esconden los islamistas.
Lo que sucede en la
República Árabe Siria es ejemplo de lo que pretende reeditar la Hermandad
Musulmana en Egipto. Pero el pueblo egipcio y su vanguardia nasseriastas no
caerán fácilmente en la trampa de los reaccionarios.
Miembros de la Hermandad Muslmana armados
Fuentes: