Miembro del Centro de Saberes Africanos
Barak Hussein Obama había llegado a la Casa Blanca en el año 2009 “para dar continuidad y cumplir así con las políticas del segundo mandato de predecesor George W. Bush”, habían sido las palabras de la ex secretaria de Estado, Codolleza Raice ( Shomsky, 2009). Su llegada oportuna, en plena crisis mundial del capitalismo fue un respiro para muchos, y significó el barniz que pintó de falsas esperanzas de cambio de un imperio que pretendía volverse benévolo, puesto que la arrogancia y la ignorancia que caracterizaba al “jefe” de la administración anterior había derivado en la ruptura con la mal llamada Comunidad Internacional, y especialmente con algunos países del centro capitalista como Francia y Alemania en el primer mandato de W. Busch (2001-2004).
Las políticas del primer mandato de W. Bush intentaron ser corregidas en su segundo mandato presidencial, puesto que no beneficiaban a los intereses mancomunados del llamado Poder Mundial (Graziano, 2005) y que también, por otro lado, habían provocado un profundo malestar en la manipulada opinión pública mundial. El segundo mandato de W. Bush (2004-2008) había terminado sin poder corregir aquella tendencia considerada por los “think tank” como perjudicial y que profundizaba la perdida la “reputación” e influencia mundial del Estado Unidos, aún más en el contexto la crisis sistémica del capitalismo global que vio su expresión en la explosión de la burbuja financiera-inmobiliaria del año 2008 (Amin, 2008). El rechazo a la invasión de Irak por muchos estadounidenses y europeos, los escándalos de abusos a los derechos humanos (torturas y muertes) en los centros secretos de detención como Abu Ghraib, Guantánamo, entre otros, así como el unilateralismo "con nosotros o contra nosotros" de la administración Bush debía ser enfrentado y remodelado con un maquillaje que simulara ser más “humanista” y “democrático”.
Estados Unidos perdía su influencia en el mundo. W. Bush dejaba la presidencia con la popularidad más baja en la historia de ese país (BBC, 2009)- y el pueblo estadounidense había caído nuevamente en la trampa preparada esta vez por los Demócratas quienes había encontrado en Barak Obama -el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos- al dirigente que, por su capacidad discursiva, elocuencia y promesas de cambio hechas en su campaña electoral -¡Yes we can!, ¡We can change!- encarnaba los deseos de cambios del pueblo estadounidense que cada día viene despertando y descubriendo la mentira y sus exigencias cobrando mayor fuerza dentro de su sociedad. Los indignados de Wall Street es muestra de ello.
El “merito” de Obama –si se puede denominar así- es haber transformado la vieja e inocua retórica de W. Bush en otra mediaticamente más efectiva para confundir a muchos. Pero la pregunta es ¿Hasta cuando será posible que Obama pueda mantener su “éxito” inicial? ¿Quién capitalizará el descontento en EE.UU.?
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