Por. Basem
Tajeldine
Voces
Contra el Imperio
Las mentiras y las falsas promesas caracterizan
la campaña del hoy candidato de la burguesía parásita “venezolana”, Henrique
Capriles Radonsky. La burguesía entiende por política como “el arte de la
manipulación y de la hipocresía”. Esta vez el sionista Capriles Radonsky tiende
su trampa contra los trabajadores del sector público y privado prometiéndoles mejores
empleos, elevar sus salarios y respetar las inclinaciones políticas de estos
bajo un gobierno de derecha. Antes de posar frente a las cámaras, Capriles se
disfraza de político “progresista”, y roba el discurso de la izquierda para
atraer a los más distraídos; a los así llamados ni-ni. Al tiempo que sus
aliados de campaña hacen lo mismo, se disfrazan de “amigos del pueblo” y le
recriminan al Presidente Chávez por haberlos “epitetado” de burgueses y dividir
a los venezolanos entre “oficialistas” y “opositores” para luego decirles con sus
caras lavadas que “todos somos iguales” y que “la unidad y el progreso se
logrará con Radonsky”. ¡Farsantes!
El discurso banal y falso de la burguesía sólo
puede ser desmontado con las ideas y la verdad revolucionaria. Algunos voceros de
campaña del gobierno revolucionario se equivocan cuando intentan dar una respuesta
semejante, banal, a la propuesta del candidato de la burguesía. Las falsas
promesas del candidato burgués pueden ser desenmascaradas contrastándolas con
las políticas neoliberales aplicadas aquí en el pasado y las actualmente esgrimidas
por sus afines políticos burgueses en Europa.
La burguesía ofende la inteligencia de nuestro
pueblo. Un hipotético gobierno de la derecha en Venezuela sería nefasto para todos
los trabajadores sin distinción, y acabaría con todos los logros laborales
alcanzados gracias a la revolución y las esperanzas sembradas en las clases más
populares. La privatización de PDVSA, la apertura de los mercados, la
liberalización del dólar, la eliminación del BCV y los ajustes fiscales
exigidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) acabarían con millones de
puestos de trabajos en Venezuela. Sus pedidos de recortes del mal llamado
“Gasto Público” afectarían fundamentalmente a los empleados públicos. Los
despidos no distinguirían entre revolucionarios y opositores. Por otra parte,
la formula que entienden los políticos burgueses para atraer la inversión de
los capitales foráneos es hacer atractiva la plusvalía en el país. En otras
palabras, recortes salariales, flexibilización laboral para competir con los
súper explotados trabajadores colombianos y brasileros.
Un compañero a quien conocí recientemente en un
café me recomendó citar en mis escritos a Marx, por sus ideas y advertencias
sobre los desmanes del capitalismo, pues Marx, según mi amigo, hoy se encuentra
más vigente que nunca y es útil para ayudarnos desenmascarar a los enemigos del
pueblo: la burguesía.
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